A finales de los años 90 había llegado una moda que suponíamos provenía de los Estados Unidos. Era poco probable que imagináramos que las modas provenían de otros lugares del mundo ya que en esa época Estados Unidos lo era todo. Ropas anchas, gorras y tablas de skate. Con ello venía adjunto todo un universo musical que fue lo que realmente me interesó. Nunca fui hábil para montar tabla y éramos solo dos personas los que nos dejamos contaminar por esos gustos frikis. Lo que venía como herencia desde los años 80 eran las bicicletas: las de carrera, las monaretas, las bmx. Una tabla para deslizarse y empujarse cada dos segundos parecía una actividad ridícula y desgastante. Algunos más se dejaron llevar por ese gusto pero rápidamente desapareció del panorama.
Como un complemento a esta actividad nada onerosa, mi amigo el skater conseguía de no sé dónde videos en VHA de gringos haciendo skate en las calles de quién sabe qué ciudad de aquel país. Nos fascinaba la calidad de los videos, con su cinta a ratos desgastada de tanto haberse usado, con tomas nunca antes vistas a ras de suelo y muy cerca de los skaters y con una banda sonora que simplemente nos volaba la cabeza. La parte que más le gustaba a mi amigo era el final donde mostraban las caídas con sus respectivas lesiones de los skaters. Nunca fue una actividad glamurosa. Torceduras, fracturas, laceraciones. Queríamos ser como ellos. Sabíamos que en esta ciudad-pútrida no había lugar alguno con barandas o con escaleras como las que aparecían en esos videos. Nos conformábamos con los antejardines de las casas del barrio donde vivíamos. Y calles, muchas calles anchas y ajenas.
Hoy YouTube y su algoritmo aleatorio me ha recomendado un video de 1996 de gente skate en algún lugar de Estados Unidos. Y lo he visto completo. Y me ha fascinado. Qué gratos e intensos recuerdos me ha traído. Pero después de esto mi mente me llevó a otro lugar menos amable: ¿Qué es de la vida de toda esa gente que aparece en el video haciendo maromas sobre una tabla? Sé que los más famosos, los que lograron patrocinios y montaron sus propias empresas han vivido como skaters toda su vida y que hoy con 50 o 60 años siguen montando. ¿Y los que lo hicieron porque simplemente era la moda del momento? Mucha de esa gente, famosos o no, son padres de familia de jóvenes y adultos de hoy en día. ¿Serán creyentes camanduleros jesusitos? ¿Sobre protegen a sus hijos e hijas contrario a como ellos fueron criados? Me parece que no fue una actividad heredada y que hoy en día sigue de cierta manera marginal, a pesar de que sea reconocida como deporte olímpico. Hay un aspecto mainstream (qué no lo es hoy en día) y queda un enorme resto marginal, de calles, de bandas sonoras, de droga y violencia, de huir de la realidad.
Estaba pensando que mucha de esa gente que fue skater en los años 90 terminaron siendo personas aburridas, solapadas, temerosas, ultra creyentes, que si formaron familia la tuvieron siempre al margen de ese pasado oscuro. Y estas, creo, es una de las razones por las cuales creo que no evolucionamos como sociedad. Estamos llenos de miedos. Los torneos de skate previos a los Olímpicos de París son divertidos, un poco, no mucho. Todo muy controlado, muy aséptico, muy controlado, como quizás lo desean esos jóvenes libres de finales del siglo XX y que al hacerse adultos optaron por la sobreprotección y la ultravigilancia.
De esto no queda nada: